sábado, 12 de marzo de 2016

Geología y geomorfología en paisajes típicos del Valle de Ricote



En las inmediaciones del Valle de Ricote y en fuerte contraste con el verde de las huertas tradicionales, encontramos paisajes rocosos descarnados y agrestes donde las rocas sedimentarias son protagonistas. Esto nos va a permitir viajar a través del tiempo y del espacio, si somos capaces de descifrar el lenguaje de las rocas y pasear por la superficie de este territorio. Con esa idea y la intención de dar a conocer el patrimonio de interés geológico o geomorfológico, vamos a dar a conocer algunas zonas de fácil observación situadas en lugares por los que habituamente pasamos cuando visitamos la zona, o que recorremos durante las actividades en la naturaleza. Lo trataremos por medio de textos cortos acompañados de imágenes, esperando facilitar en lo posible la lectura y comprensión por parte del público en general. Y lo haremos de la mano de José María Gómez Manuel, de la Asociación Cultural "La Carrahila", con la que próximamente publicará la Guía arqueológica y geológica de Abarán. Es además colaborador habitual de Caramucel y autor del capítulo dedicado a medio físico "lo que nos cuentan las rocas", en el libro "Rutas por las sierras de Ricote y del Oro". En esta primera entrada trataremos dos puntos que son visibles a través del camino que comunica las poblaciones de Abarán y Blanca.
La primera imagen se localiza junto a la ctra. RM-B17, la carretera que une Abarán y Blanca, poco antes de llegar al Acueducto de Corona, si venimos desde esta última población.


Imagen 1
El mapa geológico nos señala estos materiales como correspondientes a la Era Terciaria, concretamente al Mioceno Superior (Tortoniense, al igual que los vecinos Cabezo de la Cobertera y Cabezos de Patrás).  Sedimentaron en un ambiente marino hace entre 11 y 7 m.a. La sucesión de  diferentes condiciones climáticas junto con las variaciones en el nivel del mar condicionaron la naturaleza de los sedimentos. En la parte inferior aparecen margas y margo- calizas (conocidas como láguenas),  fundamentalmente son calcita y arcillas. La sedimentación de partículas pequeñas y precipitación química se dio a una relativa distancia de la costa. Se trata de materiales blandos fácilmente erosionables que se corresponden con formas de paisajes abarrancados (bad-lands). Sobre ellos e impidiendo que hayan sido completamente arrasados, se observan materiales más consistentes, formados por partículas más gruesas depositadas por tanto más cerca de la línea de costa. Concretamente, encontramos un definido estrato horizontal de arenisca (en el centro del cabezo), el cual podemos observar también en el paraje del Darrax, e incluso en algunos lugares de la Rambla de Benito. Cuando esta morfología, de capas deleznables en la base y resistentes en altura, queda aislada por el desmantelamiento de los materiales circundantes se denomina cerro testigo. Sobre este potente estrato, encontramos otros menos evidentes donde se combinan  conglomerados con areniscas y calizas. Poseen un suave plegamiento cuyo origen está más ligado a las condiciones de sedimentación y reajustes gravitatorios que a movimientos orogénicos, ya que en el momento de su depósito los mayores empujes de la Orogenia Alpina ya habían cesado. Son por tanto materiales post-orogénicos y los estratos aparecen prácticamente horizontales.


Imagen 2
Sin embargo, en la imagen 2, en la Sierra del Solán en las cercanías del Cerro del Montoro, aparecen materiales también de la Era Terciaria, pero inmediatamente más antiguos (del Mioceno Inferior y Medio, hace entre 23 y 11 m.a.). Esta mayor antigüedad  hizo que sí fueran fuertemente afectados por los empujes orogénicos. Las Calcarenitas (calizas con arenas) que forman el espinazo central de la Sierra del Solán, fueron colocadas casi verticales. La carretera MU-514 corta algunos de estos estratos con fuerte buzamiento que alternan calcarenitas con margo-calizas.

La posterior erosión ha dejado un paisaje de cumbres relativamente resistentes (calizas y calcarenitas) y de laderas con fuertes pendientes, formadas por  derrubios, donde son visibles fenómenos de deslizamiento. La escasa vegetación de estas laderas de solana no puede impedir que una lluvia torrencial o un  pequeño movimiento sísmico sean causa suficiente para que zonas completas de la ladera se desplacen a favor de la gravedad. Por otro lado en las calizas de las cimas el estrés térmico y la disolución kárstica abren diaclasas y  fragmentan la roca. Algunos bloques de gran tamaño se  desplazaron pendiente abajo, originando estos característicos paisajes.

Estos dos paisajes, tan cercanos, presentan una geomorfología diferente debida fundamentalmente a la distinta posición e inclinación de los estratos. En el primer caso, predomina  la horizontalidad. Los materiales más resistentes forman una cima ancha, cobertera protectora de los materiales inferiores, inconsistentes,  que se erosionan en forma de bad-lands.  En la segunda imagen, los estratos aparecen verticales, los más resistentes aparecen en estrechas cumbres y aristas, mientras que la erosión genera laderas de fuertes pendientes con fenómenos de deslizamiento y movimiento de grandes bloques.

Durante el Mioceno (periodo que va desde hace 23 m.a. hasta hace unos 5 m.a.) los empujes orogénicos provocan que los materiales depositados durante el Jurásico y el Cretácico  en las cuencas subsidentes del antiguo mar de Thetis se plieguen, fragmenten y cabalguen unos sobre otros. Es en este momento cuando se empieza a formar la actual fisonomía de la Región de Murcia. En el Mioceno medio y superior algunas tierras van emergiendo, pero el centro de la región está ocupado por un brazo de mar salpicado de islas que une el Mediterráneo y el Atlántico. Las cumbres de relieves formados por estos cabalgamientos jurásicos, como las Sierras de Ricote,  Oro y Pila, son islas de un archipiélago rodeado de arrecifes coralinos. Un paraíso de mares tropicales, poco profundos y con aguas cristalinas. Pero en este mar mioceno siguen sedimentando materiales. Si somos inquisitivos podremos observar huellas de la vida en estos antiguos mares, como fósiles de bivalvos y otras bioturbaciones. Al final de este periodo toda la región queda emergida.

Autor del texto: José María Gómez Manuel
Fotografías: Héctor M. Quijada


Para saber más, podéis estar atentos a la próxima publicación de la Asociación cultural “La Carrahila”, Guía arqueológica y geológica de Abarán.  


También encontrareis información en los siguientes textos:

ARANA CASTILLO Y OTROS. (1999) El patrimonio geológico de la Región de Murcia.  Fundación Séneca. Murcia.

Del RAMO JIMÉNEZ, A. y GUILLÉN MONDEJAR, F. (2009). Historia geológica de la Región de Murcia. Revista Eubacteria Nº XXIII. Universidad de Murcia. Murcia.

DEL RAMO JIMÉNEZ, A. y GUILLÉN MONDÉJAR, F. Región de Murcia digital. Fundación Integra. Comunidad autónoma de la Región de Murcia. www.regmurcia.com.

LOPEZ BERMÚDEZ, F. (1973). La Vega alta del Segura. Clima, hidrología y geomorfología. Universidad de Murcia. Murcia.

MELÉNDEZ HEVIA, I. (2004) Geología de España. Editorial Rueda, S. L. Madrid.

Cartografía:

Mapa Geológico de España. Hoja 891 Cieza (E. 1:50.000) Instituto Geológico y Minero de España. Madrid. 1974.

Mapa Topográfico Nacional de España. Hoja 891 III. Cieza. (E. 1:25.000) Instituto Geográfico Nacional. Madrid. 1993.

Otras fuentes:

Atlas Global de la Región de Murcia. La verdad.es. www.atlasdemurcia.com

Instituto Geográfico Nacional. Centro nacional de información geográfica. www.ign.es

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